Lo bueno de vivir en Madrid es que siempre hay algo que hacer. Para empezar hay dos exposiciones que no debería perderse nadie. La exposición de Polonia en el Palacio Real tiene dos obras imprescindibles un Rembrant, Niña del marco, y La dama del armiño, de Leonardo da Vinci . El Thyssen ofrece una exposición bastante esperada, la de Antonio López. Tampoco pienso perderme El Descendimiento de Caravaggio, en el Prado.
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