Podría dedicarme a escribir en este blog sobre políticos y banqueros, que ocupan las preocupaciones de la gran mayoría de la población, y más aún de mi gremio, los periodistas, y no sin motivo, porqué como mínimo es para preocuparse. Pero como ya he dicho otras veces este rincón es mio y no voy a dedicarles más espacio, suficiente tienen ya en los periódicos.
Durante estas últimas semanas he aprendido a valorar este país, a pesar de ellos ( políticos y banqueros), y no precisamente por el fútbol. En mi casa ha estado viviendo una amiga estadounidense. Cuando la conocí, hace ya casi un año, pensé en cuanto tenía en común con aquella chica del otro lado del Atlántico. Solía explicarle que los españoles no solemos estar orgullosos de serlo y más en los tiempos que corren, que a lo largo de la historia nuestros políticos han sido nefastos y la gente ha sobrevivido pese a ellos. Que es un país antiguo y difícil, que pone la mirada en el pasado y no espera nada del futuro. En el tiempo que he compartido casi mis 24h diarias con ella, iba descubriendo aquellas, en principio pequeñas, diferencias que separan un continente de otro. Aquella nativa americana (cherokee, en concreto) solía comparar cada cosa con su grandioso país ( y digo grandioso en el sentido más etimológico, porque allí todo es más grande) de tal forma que el suyo era el mejor sitio del mundo para vivir. Intenté hacer algún tipo de crítica constructiva de su país, como por ejemplo de su modelo sanitario, se cura quien tiene seguro médico o dinero, pero ella decía que los europeos estábamos llenos de prejucios (días después el Tribunal Supremo de EEUU aprobaba la nueva ley sanitaria de Obama, por la que se obliga a dar cobertura sanitaria de todo tipo dentro de los seguros médicos) . Así transcurrieron los días y cada cosa era comparada con EEUU y echada por tierra, desde el agua hasta las tiendas, pasando por nuestra forma de vida (no hubo queja de la comida, sin embargo), he de decir que salvo por esto, en realidad fue un placer tenerla en casa y conocerla, y además con el paso de los días intenté ponerme en el lugar de alguien que desde niño le han dicho que su país es el ombligo del mundo, el mejor sitio, la tierra de la libertad ( y todas esas cosas que nos venden en sus pelis de autobombo). Aprendí a valorar y a sentirme más europea y descubrí que afortunadamente aquí sabemos criticar nuestro país y sabemos que esta bien y mal, y sino viene una crisis para que nos demos cuenta. Y eso lo quieran o no es un punto a nuestro favor.
Sobre las fotos, solo es una tarde estupenda con Sarah, disfrutando del verano, nada fuera de lo normal...
la primera foto me ha encantado!
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