old pine

just to bless the morning 















Aun tengo linternas en mi bolso, aun me queda un cigarrillo Vogue con sabor a crepe, aun me despierto y busco la montaña de enfrente de la que caía una cascada como en una postal, como en un sueño, en un uno de esos en que no eres tú, en el que el YO no importa y tu historia la hace el resto, aun resuenan las voces del ¿ dónde te estás metiendo, acaso no te acuerdas del pasado?, pero  ¿quién no recuerda el pasado? Postales son cada una de estas fotos, no son nada, más que historias sin contar. Aun recuerdo eso de "Cuando vuelvas de la montaña escribe un libro", ¿quién quiere escribir cuando aun no se es consciente de lo que está ocurriendo? 
Allí arriba dependes de las nubes y de la siguiente montaña, y dejan de ser un par de palabras bonitas cuando tu camino se convierte en una riada y todo lo que tienes, cual caracol, está en tu espalda y esperas que no se moje para poder descongelarte con algo de ropa seca y algún rayo de un sol que no aparece después de días de marcha, y entonces te das cuenta de que esas preocupaciones, que tienen más que ver con el seguir o no, son reales. Y al llegar a algún pueblo ( da igual a que lado de la frontera) tan cuidados, da igual cuantas miles de veces hayas pasado por la Gran Via y aunque aquello no llegue ni a ser una aldea, eso es la civilización y valoras cualquier cosa, inclusive una silla. 

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