¿qué fue de Lisboa?








Una vieja cámara compacta y un par de desechables fue todo mi "equipo" durante la inmersión en Portugal. Primero Lisboa, la familia Carvalho y su casa, con la brisa del final del Tajo y el principio del Atlántico al fondo. A pesar de que a los 5 min de llegar ya quería quedarme allí a vivir, puede que por mis raíces portuguesas, no hice más fotos que las obvias. Los portugueses, tan bien hablados, con sus pequeño rencor a su país vecino ( la malquerida España), saben de música y comida tanto que lo mejor que pude hacer es sentarme a comer y escuchar, y así aprendí sobre nuevos sonidos (para mi, viejos para ellos), sobre el sabor a canela de una Nata de Belem, de un Bitoque o Bifana del norte, sin tíquet, todas las cuentas a mano, hecho que daba tema para rato entre los portugueses de bien ( en incluso en los de mal), sobre la belleza ibérica, la masculina en concreto, con barbas de conquistador y piel dorada sin querer,  sobre trasnochados hijos de escritores de libros para adolescentes inspirados en su prole, sobre críticos pueblerinos sin carrera que hablaban portuñol, para los que 10 minutos de concierto eran suficientes para tachar de pésimo a algún grupo, y que cantaban bañados en Super Bock melodramas en inglés que, cual buen cliché, sonaban a fado. 

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